No fue sino hasta en 1940 que la gente empezó a categorizar colores para vestir a niños y niñas según su sexo. Paoletti dice que los colores "para niños" y los colores "para niñas" tomaron bastante tiempo en filtrarse en la cultura durante parte del siglo recién pasado.
Luego, en los sesentas, setentas y ochentas los padres decidieron que sus hijas vistiesen de forma "menos femenina", de acuerdo a lo convencional. Se ha comprobado que este tipo de vestimenta facilita la actividad física durante el crecimiento, entre varias otras ventajas para los niños y niñas.
"Otro factor importante", dice la historiadora, "ha sido el ascenso del consumismo entre los niños y niñas durante las décadas recientes. Se muestran muy interesados, y son bastante categóricos acerca de lo que les gusta y lo que no".
Paoletti agrega que los niños y niñas son el principal objetivo de publicidad sofisticada y persuasiva, que tiende a reforzar la noción del género de acuerdo a una convención social. Y por si eso fuera poco, "lo que antes fue simplemente una cuestión de vestir a tu bebé con vestidos blancos y pañales, se volvió una cuestión de '¡por Dios! Si visto a mi bebé de la manera incorrecta, crecerá como pervertido".
Tal vez no esté de más preguntarnos: ¿qué tanto nos sometemos a la presión social al momento de comprar ropa? Después de todo, quizá obviar la publicidad de vez en cuando aliviaría a padres afligidos porque sus niños, por ejemplo, se rehúsan a vestir ropa de niños.
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